No es fácil hablar de las cosas importantes abiertamente, de esas cosas que
hacemos todos los días. Como un blog, por ejemplo. Los blogs que logran conectar
con su público y que logran hacerlos sentipensar con cada uno de sus posteos no
son blogs especialmente complejos, pero logran diferenciarse.
¿Qué es lo que hace de un buen blog un gran blog?
Bueno, los que se dedican a la optimización para Google podrán discutirme
no sin menos argumentos, que el gran secreto es el tráfico web y como hacemos
para obtener más mejorando el aspecto técnico de un sitio. Pero, en realidad,
no le estaríamos haciendo ninguna justicia a los grandes bloggers sino podemos ir
un poco más allá de lo que ya sabemos.
Un buen blog es aquel que sentipiensa. Que logra darnos herramientas tanto
personales como lógicas para ayudarnos a entender un tema. Un blog que nos
explica algo de tal forma que satisface tanto a nuestro curioso niño interno
como a nuestro escéptico yo adulto.
Como copywriter he aprendido que
las personas no quieren que les vendan nada ni que los apabullen con buenas
ofertas, las personas queremos sentirnos partícipes de un algo más importante y
estamos dispuestas a atender y pagar muy bien cuando sentimos que somos
emocionalmente partícipes de un estado de conexión mucho más trascendente que
un producto o un servicio.
No me avergüenza decir que yo escribo para vivir ni que cobro para escribir,
porque para mi el límite entre lo que escribo y vivo no existe, y las letras
siempre van a representar una parte importante de toda mi vida.
Desde que era niño me fascinaba hacer viajes en el tiempo con tan solo
abrir un libro. Recuerdo una vez entrar a la casa de uno de mis tíos y con
vorágine irme directamente al estante de libros que empecé a desordenar como si
fueran míos. Ese sentimiento era incontrolable.
Aquella fue una de las primeras veces que sentía vergüenza por tener esta
compulsión por descubrir cosas en los libros. En realidad, no sentía vergüenza por
leer, sentía vergüenza por los segundos posteriores a los que tomaba conciencia
sobre cómo me estarían viendo mis tíos hacer eso. Casi descontrolado, loco,
maníatico.
…Ahora que lo pienso, siempre tuve un poco de una indisciplina rara. Era rebelde
con los libros. Y también tenía una disciplina rara, era moderado con los sentimientos.
Crecer entre libros y adorarlos más que las personas mismas no es ni una
virtud ni una desdicha durante la infancia. Hay niños que simplemente son así. No
pueden ser de otra manera hasta llegar a la adolescencia y descubrir el abrumador
encanto de los sentimientos que se presentan sin índice.
…Ahora que lo sentipienso, mi
destino era este mismo. Ser una especie de mixtura virtual entre las letras de
los blogs propios y de los ajenos. Mixtura que me sirve para senticonectarme
conmigo mismo y con los otros.
No se si mi blog es “grande” (bueno, no lo es) pero con el paso de estos
casi doce años de postear en este blog sé que al menos sigo atrevido, como el
niño que curioseaba en bibliotecas ajenas buscando no sé bien que cosa. Eso me
reconforta en cierta medida porque me permite hacer un trazo entre mis sentimientos
y mis pensamientos. Algo que los blogs técnicos, monotemáticos y temerosos no
conocen: la senticonexión con la otra parte de ellos mismos…
¿Cómo te sentiste con
este artículo?
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