El logro es solo una de las caras más codiciadas por todos aquellos que alcanzan una meta después de largos meses e incluso años de entrenamiento físico y mental. Cuando indagamos en el pasado de las personas que admiramos no siempre encontramos la armonía que hoy parece que los envuelve y los diferencia de los otros.
Esa seguridad de saber hacer y saber como hacerlo es propia de los campeones pero no parece ser una habilidad prenatal ni nada de eso, sino más bien una de las formas en la que la vida obliga a las personas para ponerse el destino al hombro sin que nos estorbe sino más bien, nos ancle a la tierra.
El pasado configura todas las formas de motivación que hoy tenemos en este presente compartido tanto por mediocres como por personas de alto valor.
La psicología de la motivación jamás podría juzgar como un hecho nos marca tan a fuego como para poder impulsar toda una vida hacia un tipo de reparación u otro.
El problema al que se enfrentan algunos humanos no es la tragedia de sus vidas sino lo trágico en que han convertido a esa vida. Muchos campeones de carne y hueso que son excelentes en cada uno de sus deportes no terminan nunca de integrar lo que el psicólogo Carl Jung llamó “la sombra”, no porque no sepan que los persigue, sino porque no entienden cual es su influencia en lo que solemos llamar destino.
Es difícil pensar como cada suceso de nuestras vidas va marcando un casillero en ese cuadro sin fin de consecuencias que nos van a llevar a estar en el lugar que deseamos o en el lugar que merecemos, a veces, con mucha perseverancia y autocontrol, ambos lugares van a coincidir.
Otras veces, seremos presa de “la sombra” no integrada. No es fácil convertirse en aquello que sabemos que podemos ser porque en primer lugar hay que poder reconocer lo que ya somos, lo bueno, lo malo y lo no integrado.
Motivarse es fácil, entenderse y redefinirse es lo difícil, mientras en el interludio pasa la vida, mueren personas, nos abandonan otras, perdemos bienes materiales, salud y hasta partes del cuerpo.
Sin embargo, no se trata de quejarse y ser un espectador de la obra cruel de esta experiencia injusta llamada vida, se trata más bien de ser un buen lector de los hechos y de tener una capacidad mental lo suficientemente flexible como para sentipensar lo que nos pasa y al mismo tiempo seguir sin que nada obstaculice ese potencial que sabemos que tenemos.
No estoy seguro de si los campeones nacen o se hacen, pero estoy seguro de que, si las motivaciones son suficientes y si el peso emocional está bien distribuido, casi con seguridad, habrán de encontrarse muy cerca de su mejor versión a pesar de no ver ningún indicador claro de tal cosa.
— 📌Alex📖Bobadilla📌 (@alexbobadilla) January 26, 2019
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