Llegamos al
final de la historia de Laura.
Hemos visto como
ha tenido que atravesar por diferentes situaciones donde a pesar de tener
talento, ser muy servicial y estar dispuesta a dar lo mejor siempre, no le fue
fácil comunicarse con la única persona que le interesaba de verdad.
En este capítulo
final ella se la juega. Pone en marcha todo lo que entendió, lo que aprendió y
lo que sabía hacer de tal forma de llegar por fin, hasta el corazón del chico
que le interesaba y tener su atención.
Tuvo que buscar
un camino alternativo al tradicional, tuvo que adaptarse y ser proactiva para
solucionar ese problema que ella identificó y que tenía que ver con el medio
más no con el fin que ella buscaba.
Comunicarnos
mejor implica siempre intentarlo mejor.
No cerrarnos en
nuestra única lógica personal, la que siempre hemos usado para transmitir
nuestras ideas.
Laura ha
aprendido eso de una forma que casi le cuesta su felicidad, su amor.
¿Qué
les puede enseñar Laura a los marketers?
Justamente eso.
La comunicación implica adaptación, no talento ni siquiera reciprocidad. Porque
para poder obtener una respuesta tenemos que al menos poder hacernos entender.
Lograr algo de atención.
La historia de
esta camarera es la que sucede en muchos tipos de negocios con un final no
siempre feliz.
Hay dueños de
negocios que en su proceso de encontrar clientes no tienen un canal de
comunicación prioritario y tiran a mansalva cualquier clase de contenido en las
redes sociales con alguna esperanza.
Esto sucede
especialmente en negocio tradicionales con locales a la calle.
De lo que se
trata, es de poder entender que los medios de comunicación son eso. Que las
redes sociales e incluso el Whatsapp es un medio de comunicación en donde lo
que debemos hacer es ajustar nuestro mensaje para que logre mechar entre todos
los distractores a los que estamos expuestos cotidianamente y que compiten por
nuestra atención, la diluyen.
El consumidor
del siglo XXI tiene la atencionalidad de un niño de 2 años en una juguetería.
Todo le fascina, todo le llama la atención. Nosotros tenemos que poder ser
quienes cautivemos su atención para poder presentarles lo que están
necesitando.
Todo
negocio necesita ventas, sin ventas solo se trata de un hobby, no de un
negocio.
Los emprendedores
y comerciantes que no entiendan que el WhatsApp puede ser usado como una
poderosa herramienta de marketing a corto y a largo plazo van a sufrir las
consecuencias de no fidelizar clientes yendo un paso más allá de sus
competencias que solo se limitan a las redes sociales tradicionales.
WhatsApp es una
necesidad de todos los tipos de negocios y profesionales y al estar al alcance
de nuestras manos no hay excusa para no usarlo como la herramienta de negocios
que es y como parte importante en nuestro embudo de ventas.
Si quieres
participar de mi taller sobre esta herramienta, quedas invitado:
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