“Kevin nunca fue ni siquiera bueno para nada, dec铆a pap谩 cuando sal铆amos con mam谩 a visitarlo a la c谩rcel. Creo que 茅l nunca se di贸 cuenta que cada vez que le dec铆a eso, le estaba dando una condena anticipada …”
Y no se trata de culpar a los padres, de ninguna manera, de lo que se trata es de entender que, en algunas personas, aunque puedan ser capaces de dar vida hay tambi茅n una intensa sombra no integrada y por ende, desconocida, de miedo y de ignorancia sobre lo que ellos mismos podr铆an ofrecer.
La capacidad de liderar nuestra propia vida y de liderar a otros es proporcional a las oportunidades que nos demos de revisar esto que nos sucedi贸, de ver cual y de que forma esta apretando esa bendita piedra en el zapato nuevo que estoy usando para buscar lo que deseo.
Por mas nuevos que sean esos zapatos, esas ideas no van a encontrar el logro si no somos capaces de pisar sin que duela. Eso es justamente lo que pasa con muchas personas que no entienden porque no logran avanzar en todo aquello que emprenden.
Es de capital importancia poder revisar esto, no la marca del zapato, ni hacia donde queremos ir, sino sobre lo que estamos pisando. El destino funciona de esa forma, como una suela falsa. Como una posibilidad que parece ser la 煤nica posibilidad, pese a todos los intentos que hacemos en cuanto a lo novedoso que parezcan nuestras acciones.
El destino es, en muchas formas, una repetici贸n. Una forma de repetici贸n falsa, ilusoria e insana. La trampa es empezar a buscar culpables en otros, pero lo cierto es que se trata de reconocer que es lo que se est谩 repitiendo y empezar a operar lentamente para que el truco quede expuesto.
En general los padres de los l铆deres que conozco no han sido siempre responsables del destino de sus hijos, sino que estos mas bien, han sido sentipensadores impulsados por la voraz devoci贸n a los valores de su propia vida, del protagonismo de ella y no a su victimizaci贸n que se animan a tender y a cruzar un fr谩gil puente tambaleante entre el miedo y el conocimiento de s铆 mismos, hasta que lo convierten en su m谩s s贸lida estructura.
Las voces que escuchamos los primeros diez a帽os de nuestra vida importan. Pero nada importa m谩s que la propia voz de la conciencia cuando sabemos que podemos ser diferentes y que la responsabilidad por nuestra vida queda reducida a un pu帽ado de buenas decisiones que tendremos que tomar a pesar de esas voces que no quieren cesar y que susurran haciendo eco en toda nuestra personalidad por el resto de los pr贸ximos 70 a帽os.
Liderar es escuchar todas las voces, las m铆as, las suyas, las de ellos. Amigarse con ellas.
Devolv茅rselas a quienes correspondan para darles un nuevo sentido y finalmente, dejar que nuestra propia voz nos exprese.⚡Taller de #Negocios: La gran serpiente 馃悕 Parte 1 https://t.co/GAnlRxhnYX #coaching
— 馃搶Alex馃摉Bobadilla馃搶 (@alexbobadilla) February 28, 2019
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